Si has leído el titular de este post y te has sentido extrañado, he de decirte que no me he vuelto loco, ni me he levantado adormilado en esta mañana de domingo. Y es que el origen del tocino de cielo está íntimamente ligado al vino, aunque la bebida del dios Baco no forma parte de los ingredientes del postre al que hoy me refiero.
Tocino de cielo |
Me vais a permitir que, antes de tirar de historia, hable sobre las características de uno de los postres más representativos de España y que está muy arraigado en comunidades autónomas cómo Asturias, Andalucía, Castilla y León, Murcia, etc. El tocino de cielo, es un dulce delicioso, aunque algo calórico de más, con una textura un poco característica, que cuenta con unos ingredientes muy básicos. Concretamente, para elaborarlo para seis personas utilizaremos básicamente unas doce yemas de huevo, unos quinientos gramos de azúcar y unos docientos cincuenta mililitros de agua. Estos dos últimos se funden creando almíbar, mezclándose a continuación con las yemas . A lo largo de la geografía española podemos encontrar algunas variantes como la de la Región de Murcia, donde se incluye entre sus ingredientes canela y raspadura de limón, que son utilizados a la hora de hacer el almibar, junto con el azúcar y con el agua.
Retomando el hilo del titular del post, voy a intentar explicar la relación existente entre el tocino de cielo y el vino. Para ello nos tenemos que remontar a Jerez en el siglo XIV. Resulta que en las distintas bodegas de la ciudad jerezana, después de la fermentación del famoso vino que allí se elabora, fino de Jerez, se procedía a su clarificación utilizando clara de huevo (actualmente se realiza con productos químicos como la bentonita o con clara pasteurizada) . Os podéis imaginar la cantidad de miles de huevos que se necesitaban para este proceso y, sobre todo, la cantidad de yemas que quedaban "viudas". Por este motivo los bodegueros decidieron donar las yemas a los diferentes conventos de la zona, que eran utilizadas por las monjas generalmente para la repostería.
Hay escritos fechados en el año 1324, en los que se indica que en el Convento del Espíritu Santo de Jerez de la Frontera, se elaboraba un dulce de color amarillo intenso y compacto que era delicioso. Por su forma se le llamó tocino y, es de suponer, que al ser creado por religiosas se le incluyó la palabra cielo. Un postre celestial para terrenales que ha llegado a nuestros días, sin apenas cambios de su receta original .
Muy gracioso su origen "celeste".
ResponderEliminarGracias por el apunte, pero ha sido una error mío, puso jienense en lugar de jerezana.
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