miércoles, 22 de enero de 2014

Origen del "Baño María"

Baño María utilizado en hostelería
Afortunadamente, en los últimos meses ocupamos parte de nuestro tiempo en preparar biberones para mi pequeña hija. Cómo no nos gusta abusar del uso del microondas para calentarlo utilizamos la técnica clásica: el baño María. Y es por esto que ayer, mientras volcaba parte de la leche en polvo sobre el agua caliente del biberón, me surgió la "necesidad" de conocer el origen de este procedimiento culinario que prácticamente todos hemos utilizado en alguna ocasión.

Antes de extenderme en su origen, me gustaría explicar por encima en que consiste el "baño María" por si hay alguna persona que lo desconozca. Este método es una de las operaciones de laboratorio de la humanidad mas antiguas y es utilizado habitualmente tanto en la hostelería, como en la industria farmacéutica, química y cosmética. Concretamente, consiste en depositar un recipiente pequeño dentro de otro más grande lleno de agua que está en contacto directo con el fuego. De esta manera, se calienta en primer lugar el agua del recipiente de mayor tamaño y, a la vez va calentando poco a poco el contenido del recipiente menor de forma suave y constante.

Una vez expuesta la técnica, paso a exponer lo que he encontrado sobre el origen del  "baño María". Todo parece indicar que la inventora fue un personaje conocido como "María la Judía" (se dice que pudo ser hermana del profeta Aáron), que vivió en Alejandría sobre el siglo III y que es considerada una de las primeras alquimistas de la historia.


La leyenda dice que utilizó este método para imitar las condiciones que se daban en la naturaleza para calentar mezclas de varias sustancias. Cómo buen alquimista, María calentaba metales con motivos esotéricos y en busca de, nada mas y nada menos, la piedra filosofal, sustancia mágica supuestamente tenía extraordinarias propiedades, como mutar los metales normales en oro. Aunque en un principio la técnica era conocida por "Balneum Medicinae" cómo "Balneum Mariae", alquimistas franceses prefirieron  denominarla de la segunda manera adaptandola a su lengua ("Bain Marie"). . Y de ahí, en honor a su creadora, ha llegado a nuestros días.

Lo que estoy convencido es que María la Judía no podría ni imaginar la utilidad que, a lo largo de los siglos, se le ha dado a su invento.


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