Champán para la botadura |
Este rito deriva de una práctica de la antigüedad que consistía en estrellar a un muchacho contra el casco de un nuevo navío, como sacrificio a las deidades. Los vikingos ya lo hacían utilizando a sus prisioneros, ya que se pensaba que un barco de guerra tenía que oler a sangre cuanto antes. En Tahití, Fiji y Tonga, la tradición se mantuvo hasta el siglo XIX. Además, en 1794 el Rey de Túnez botaba sus barcos con un esclavo amarrado a la proa de cada uno de ellos. Por cierto, si la persona no moría el barco estaba señalado por la mala fortuna.
Con el tiempo, este rito se cambió por una botella de champán o de vino aunque se siguió manteniendo el rito como una forma de bautismo pagano en que a los barcos se les otorga un nombre que no debe ser cambiado nunca, bajo pena de convertirlos en buques malditos.
Se atribuye a los griegos la costumbre de estrellar ánforas de vino en el momento de botar el barco, dándole nombre al mismo tiempo, en honor al dios del mar. Luego, introducido por los romanos en el Mediterráneo, hasta el siglo XVII, se acostumbraba a verter una copa de vino en el mar para satisfacer al dios Poseidón, y la copa, de un metal precioso, se lanzaba al mar como ofrenda.
Pero para encontrar la primera vez que se empleó una botella de vino para bautizar un barco tendríamos que remontarnos al 1610, en Woolwich (Inglaterra) y el navío era el HMS Princess Royal. Poco a poco, esta forma de actuar se fue trasladando a los demás países. Sin embargo, en España no fue hasta finales del siglo XIX cuando se empezó a hacer. En nuestro país, debido al carácter religioso que siempre nos ha acompañado a lo largo de la historia, se prefería botar un barco con la bendición por parte de un sacerdote. Añadir que cuando se adquirió la costumbre de romper la botella contra el casco del barco no se perdió el hecho de que fuese bendecido hasta bien entrado el siglo XX. Durante el régimen franquista el "generalísimo" obligó a suplir la botella de champan por una de vino de Jerez o de la de otro vino de fabricación nacional.
Habréis visto que la mayoría de las veces la persona que hace la botadura del barco es una mujer, esto también viene a raíz de tradiciones paganas que provienen de las épocas en las que se asociaba a una doncella con una nueva nave, y hasta con un posible sacrificio.
Para terminar, decir que hay días que se consideran más favorables para la botadura de un barco en concreto los miércoles, frente a los viernes que no era un día afortunado. Y es que lo mejor que se puede hacer un viernes es beber una botella de vino o de champan en buena compañía y no romperla contra un barco.
Salud