jueves, 24 de septiembre de 2015

Queso parmesano a cambio de crédito bancario y de felicidad

En bastantes de las entradas de este blog he dejado latente que soy un enamorado del mundo del queso. Por lo tanto no podía faltar dedicarle un post a uno de mis favoritos, el queso parmesano, y a una curiosa historia que tiene detrás.
 
Cómo bien sabéis el parmesano es  un queso curado, duro, de leche parcialmente desnatada proveniente de vacas de la reza frisona, raza vacuna procedente de la región frisosajona (Alemania y Países Bajos). Para elaborarlo se utiliza el método de “affioramento” (dejando reposar la leche a baja temperatura en recipientes anchos y de poca altura).
 
 
Seguramente os habrá llamado la atención el tamaño de una pieza de Parmesano, pues más llamativo es la cantidad de leche necesaria para hacerlo. Cada una de la unidades de parmesano pesa alrededor de 32 kilos. Teniendo en cuenta que  para hacer un kilo de queso hacen falta 16 litros de leche, podemos llegar a la conclusión de que para cada unidad se necesitan más de 500 litros.
 
La curación mínima del queso parmesano es de 12 meses, a partir de este momento los quesos son sometidos a un control exhaustivo para determinar su homogeneidad. Aquellas  que superen esta "auditoría" serán considerados un producto de gran calidad y se les aplicará un sello a fuego con el nombre la Denominación de Origen Parmiagiano Reggiano.


Queso parmesano
 
Podéis imaginar que los productores de queso parmesano han de invertir una gran cantidad de dinero y el retorno tarda cierto tiempo en dar sus frutos debido al tiempo que se necesario de curación. Por este motivo, al igual que muchas otras empresas, han de acudir a las entidades bancarias a pedir financiación. El problema se les planteó a los productores cuando, en plena crisis, los bancos italianos empezaron a pedir mas garantías para poder conceder crédito a las empresas.
 
Los bancos italianos Agricola Mantovana (MPS), Popolare di Verona, Popolare del l’Emilia Romagna y el Credem (Crédito Emiliano) acentuaron una práctica que se venía realizando desde 1953. Y es que  comenzaron a aceptar el queso parmesano como garantía para la concesión de los préstamos. Para ello habilitó dos almacenes climatizados donde se guardan 444.000 pieza de queso valoradas en unos 132  millones de euros. Si el fabricante paga su crédito el banco le devuelve sus quesos y si no es así se los queda en propiedad procediendo a su venta. 
Almacenes de queso parmesano de los bancos
 
No quiero terminar este post sin comentar que nuestro protagonista de hoy es rico en triptófano, el aminoácido de la felicidad. Y es que según un estudio de la Universidad de Navarra el triptófano nos pone de buen humor y regula la estimulación de la serotonina haciendo que aumente la melatonina, una de las hormonas del bienestar. Además, tomarlo antes de dormir sirve para reducir el tiempo que tardamos en conciliar el sueño, disminuyendo el insomnio.
 
¿A que estás esperando para degustar un buen trozo de parmesano? Yo voy a ello ahora mismo. Salud!!!