viernes, 28 de febrero de 2014

La gran profesionalidad de Martín Berasategui

Martín Berasategui
En estos tiempos que corren, en los que mucha gente quiere llegar a conseguir el éxito en la vida de manera fácil y prácticamente sin esfuerzo, me gustaría contar una anécdota que hace unos años compartí con uno de mis cocineros favoritos que, a base de esfuerzo y tesón, ha conseguido ser uno de los referentes de la cocina a nivel mundial y que pone en valor su profesionalidad y compromiso. Este cocinero no otro que el gran Martín Berasategui.

Corría el año 2008 cuando yo formaba parte del equipo de personas que estaba organizando las III Jornadas de Cocina Profesional “Murcia Turística”. A pesar de las bajas de última hora de distintos cocineros, conseguimos un cartel muy interesante para los tres días de iban a durar las jornadas que contaba con la presencia de Beatriz Sotelo, Mey Hofman, Rafa Morales, Jordi Butrón y Montse Estruch. No obstante, el cabeza de cartel y el encargado de inaugurar con una clase magistral el ciclo el 27 de octubre, a la 9:30 horas, era  Martín Berasategui.

Para llegar a Murcia, Berasategui y la persona que venía con él, Baltazar Díaz, tenían que volar la tarde-noche el domingo 26 de octubre desde San Sebastián hasta Alicante, haciendo escala en Madrid. En Alicante este que escribe estaría preparado para recibirlos y trasladarlos hasta a un hotel en la capital murciana.

Hasta este punto todo normal, pero he aquí el momento donde todo empieza a torcerse y comienza lo interesante la historia. Sobre las 21:00 horas, Martín Berasategui me llama por teléfono y con su voz campechana me dice:
-          “Oye, han suspendido el vuelo de San Sebastián a Madrid con lo que tampoco voy a poder     coger el vuelo que me lleva a Alicante”.

Nada más escuchar esas palabras siento un frío sudor que me recorre por todo el cuerpo, ya que para el acto inaugural de las jornadas teníamos confirmados a más de 200 profesionales del sector y a numerosos medios de comunicación. No obstante, me repuse y quedamos en llamarnos en cinco minutos para ver si encontrábamos alguna otra opción que arreglara el entuerto.

Rápidamente me puse en contacto con la agencia de viajes, esta gente trabaja las 24 horas al día los 7 días de la semana, en busca de una solución pero era materialmente imposible conseguir una combinación que los hiciera llegar antes de las 11 o 12 de la mañana del día siguiente. En estas suena otra vez mi móvil, de nuevo es Martín Berasategui:

-          “Ya está todo arreglado. Me voy a Murcia en taxi”
-         “¿Te vienes desde San Sebastián a Murcia en taxi?”- le pregunto yo asombrado- ¿pero sabes la distancia que hay?
-          “Da igual, no te preocupes. Mañana es mi ponencia y mañana puntual estaré  allí”.

Sobre las 22:00 horas, cuando lo fácil para él hubiese sido aplazar el acto a otro día o anularlo, el taxi con los dos cocineros salió desde el aeropuerto de San Sebastián y, después de varias conversaciones telefónicas que mantuvimos a lo largo de la noche, llegó a Murcia donde lo estaba esperando en la puerta del hotel donde se hospedaba, nada más y nada menos que a las 5 menos cuarto de la madrugada.

A la mañana siguiente y a la hora prevista, Martín Berasategui dio su clase magistral de más de tres horas, se fotografió con toda aquella persona que se lo pidió, firmó autógrafos cómo si fuera Messi o Ronaldo y derrochó simpatía y amor por la cocina. Posteriormente, compartiendo mesa y mantel durante la comida me dijo que lo fácil hubiese sido aplazar su conferencia, pero que no podía fallarle a tanta gente que ama la cocina y esto formaba parte de su trabajo. Cuando nos despedimos me dio un gran abrazo agradeciéndome todo lo que había hecho e invitándome a su casa cuando quisiera, aunque si alguien tenía que estar agradecido era yo.


Esta historia habla muy claramente de la profesionalidad, de la responsabilidad, del sacrificio y de la capacidad de trabajo de un hombre que con 15 años comenzó a trabajar en el bodegón de sus padres y que, a día de hoy, es ser el cocinero más laureado de la Guía Michelín en España con siete estrellas en sus restaurantes. Todo un ejemplo.

lunes, 24 de febrero de 2014

El gorro de cocina, la prenda más peculiar del uniforme de cocinero

Hace unas semanas David López Carreño, docente de cocina del CCT de Murcia y chef ejecutivo de Las Flores Quality Tapas, me puso tras la pista de una interesante historia sobre una de las prendas más características del uniforme de los cocineros. Hoy, después de investigar un poco sobre el asunto, propongo este nuevo post que tratará sobre el gorro de cocinero.
A día de hoy, todos vemos normal que las personas que trabajan dentro de una cocina lleven tapada su cabeza por razones puramente higiénicas. Para evitar, por ejemplo, lo que le pasó al rey Enrique VII que mientras comía encontró un pelo en su sopa, teniendo como efecto la decapitación de su cocinero y la imposición al nuevo chef del uso de sombrero. Sin embargo, en el origen del uso del gorro tradicional de cocinero, poco tiene que ver con la higiene sino que le acompaña una función simbólica y aún más de identidad, que es el resultado de diversas historias. ¿Queréis conocerlas? Vamos a ello.
  • El antecedente más remoto se encuentra en Asiria, donde los cocineros de las casas reales empleaban unos sombreros similares a las coronas de sus amos. Esta distinción otorgada por los señores era una forma simbólica de recompensar a los servidores valiosos e indispensables.
  • Durante la caída del Imperio Bizantino, a final del siglo VI, muchos intelectuales y artesanos (entre los que se encontraban los cocineros) que eran perseguidos por los bárbaros del norte, encontraron cobijo en  monasterios haciéndose pasar por sacerdotes ortodoxos. Cómo podéis imaginar los cocineros vestían igual que los religiosos, la única diferencias es que los primeros vestían de gris y los sacerdotes de negro. Esta vestimenta incluía el gorro alto que los cocineros hicieron suyo.
  • En la Europa del s.XVI se cocinaba en viejas cocinas de castillos y en restaurantes que carecían de sistemas de ventilación. La grasa se acumulaba en el techo y le caía encima a los cocineros. Para evitarlo, los chefs pedían a las amas de llaves que almidonaran trozos de sábanas viejas y que las envolvieran en forma de cilindro abolsado en la parte superior. Además, les colocaban dentro trapos y paños para absorber la grasa. 

Toque Blanche
No obstante, la persona clave en el devenir de esta prenda, fue Antonie Carême, uno de los nombres imprescindibles en la historia de la Gastronomía. Afamado cocinero francés del siglo XIX,  es, seguramente, el primer gran genio de la cocina y su primer visionario. Fue inmensamente famoso y trabajó para, entre otros,  el Príncipe de Talleyrand, el zar Alejandro I y la familia Rothschild.

Antonie Carême

Carême se preocupó por introducir la etiqueta y el uniforme blanco en la cocina como símbolo de pulcritud e higiene.  Además, popularmente se le reconoce la creación del peculiar gorro de cocinero, llamado “toque blanche” (que podéis ver en la foto). Se interesó por la  forma que debía tener el gorro dentro de los diferentes rangos y puestos que podía haber en una cocina. Estos eran:
  1. Ayudantes de cocina, salseros y panaderos: utilizaban un gorro pequeño.
  2. Los cocinero: llevaban puesto una boina o bien una toca plisada pequeña.
  3. El jefe de cocina usaba la "toque blanque", que tiene 100 pliegues. Estas dobleces tienen una curiosa historia detrás. Y es que a mayor experiencia y jerarquía del chef, más cantidad de pliegues debe tener un gorro. Los 100 pliegues representaban las 100 maneras que se puede cocinar un huevo. Quien llevaba esta prenda era el rey de la cocina.


A partir del importante Congreso de Gastronomía que se llevó a cabo en Viena, sobre el 1814 el gorro se generalizó entre los cocineros del viejo continente.

A día de hoy, el gorro de cocinero es alto para que el aire circule sobre la cabeza y permita la salida del calor, pero se van imponiendo nuevas tendencias en cuanto al uniforme y al gorro. Ya no se diferencia mediante los pliegues la jerarquía del cocinero, pero si nos preguntaran por una pieza peculiar del uniforme de cocinero, la gran mayoría contestaríamos que la "toque blanche". ¿Verdad?

jueves, 20 de febrero de 2014

Mayonesa, una salsa muy ligada a Mahón

Hoy vengo con la intención de hablar sobre el origen y la historia de una de las salsas más usadas para acompañar a multitud de alimentos, que vive una época de esplendor debido al "fast food" y que, sin lugar a dudas, es una de mis favoritas. La protagonista de esta entrada es la mayonesa.


¿mayonesa o mahonesa?

Muchos de vosotros habréis visto escrito el nombre de nuestra producto estrella de hoy como mahonesa y como mayonesa, pero ¿cual es el correcto? La respuesta a esta pregunta la conoceremos más adelante. Lo que os puedo adelantar es que, al igual que os enseñé en el post que trataba sobre el cruasán, el origen del nombre de esta salsa emulsionada , que está elaborada principalmente a base de huevo y de aceite,  tiene mucho que ver con el resultado de una batalla que se llevó a cabo en las Islas Baleares. ¿Me acompañáis en esta nueva historia?

Para comenzar este nuevo viaje nos tenemos que remontar a la segunda mitad del siglo XVIII, durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763) que enfrentó a Gran Bretaña y Prusia por un lado, contra Francia, Austria y sus aliados. Esta larga contienda llegó hasta la isla de Menorca, que en aquella época estaba ocupada por tropas inglesas y que es donde se desarrolla nuestra historia.

Pongámonos en situación, en el mes de abril del año 1756 el fuerte de San Felipe (Saint Philip), ubicado en el puerto de Mahón y que estaba bajo mando inglés, fue tomado  por el ejercito francés dirigido por el ilustre Louis Francois Armanda du Plessis de Vignerot, Duque de Richelieu. En esa gran victoria fue clave a hora de asaltar la fortaleza con apenas bajas, el regimiento de artillería de la March, que estaba bajo el mando del General Rochambeau. En honor del general, el Duque de Richelieu ordenó celebrar un frugal banquete. En este evento, el cocinero, que al parecer no contaba con muchos ingredientes, improvisó y sirvió una salsa parecida al ali-oli, pero sin ajo, que estaba compuesta principalmente de huevo y de aceite que gustó mucho a los presentes.

Como conmemoración de la victoria y como homenaje al lugar donde se había llevado a cabo, la nueva elaboración fue bautizada como "mahonnaise" (mahonesa). Al llegar a tierras galas el nombre se afrancesó, cambiando la "h" por la "y",  por lo que se le empezó a llamar "mayonnaise". Poco a poco, se comenzó a popularizar su uso en la cocina francesa y de ahí se extendió a todo el mundo.

Mahonesa Calvé

A día de hoy casi todo el mundo conoce esta salsa como mayonesa, aunque llamarla mahonesa sigue siendo correcto (por más que el corrector de word se empeñe en subrayarlo como falta ortográfica). Por ejemplo, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) admite llamarla de las dos formas algunas marcas, como podemos ver  en la foto, las etiquetas de "Calvé" de este producto utiliza la denominación original.

En fin, os voy a ir dejando que se me ha abierto el apetito y voy a ver si doy buena cuenta de un bocadillo de atún y mayonesa junto con una cerveza. Pasad bien día.

martes, 18 de febrero de 2014

La cerveza sin alcohol una consecuencia de la ley seca

En los últimos años el consumo de cerveza sin alcohol se ha incrementado de forma considerable, suponiendo actualmente un poco menos del 15% del consumo total de cerveza en España. Estos datos arrojan que en la actualidad somos, nada más y nada menos, que el primer país de Europa en producción y consumo de esta bebida. Por este motivo me entró la curiosidad y comencé a investigar  el origen de la cerveza sin alcohol.
Cerveza sin alcohol

Parece ser que para encontrar la primera cerveza sin alcohol nos tenemos que trasladar, varios miles de años atrás, a Egipto. Y es que los seguidores de la diosa Athor, calentaban recipientes llenos de cerveza a los pies de la estatua de la deidad, para que el alcohol se evaporase y subiese hasta la cabeza de la imagen. De esta manera se pondría de buen humor estaría más receptiva a las peticiones de los fieles. La bebida sobrante, que era cerveza sin alcohol, se vendía para recaudar fondos para conservar el templo. No obstante, esta tradición se perdió y no se volvió a hablar de cervezas sin alcohol hasta el siglo XX, para lo cual nos tenemos que trasladar al tiempo de la ley seca en Estados Unidos.

La ley seca fue una norma que estuvo vigente desde entre 17 de enero de 1920 y el 5 de diciembre de 1933 (duró 13 años, 10 meses, 19 días, 17 horas y 32,5 minutos),  por la cual se prohibía la venta de bebidas alcohólicas en Estados Unidos de América. Esta ley, que había sido aprobada un año antes en el Congreso con la oposición del presidente Wilson, se la conoció también como la Ley Volstead en "honor" a su principal promotor y fue promulgada  debido a que se pensaba que el consumo de alcohol provocaba pobreza en las masas, enfermedades varias, demencia y estimulaba la delincuencia.

Contra lo que mucha gente piensa, en esta época no se prohibió el consumo de alcohol sino su venta, siendo un excelente caldo de cultivo para la aparición de mafias que hacían contrabando de alcohol, haciendo aumentar los actos criminales en todo el país y fomentando la aparición de miles de bares clandestinos donde se vendía alcohol. Seguramente el personaje mas conocido de todo este periodo y que nos suena a todos fue el mafioso Al Capone.

Tal fue la desesperación de parte de la población  que durante este tiempo, la gente fabricaba cerveza con tónico de cabello y se hacían pasar por clérigos o párrocos para tener acceso al alcohol.
Pues bien, para evitar el cierre, la mayoría empresas productoras de cerveza comenzaron a elaborar, en el año 1919, una bebida de malta con un contenido de alcohol de 0,5º, diluido por medio de un proceso de filtrado, que se decía que era "similar a la cerveza". Había nacido la cerveza sin alcohol.

Con el paso de los años las diferentes compañías cerveceras del mundo fueron incorporando a su catálogo de referencias la cerveza sin alcohol, pero esta vez no "obligados" por una ley, sino por otros motivos. De esta manera ha llegado a ser una producto habitual en nuestras vidas. 




domingo, 16 de febrero de 2014

El tocino de cielo, un postre muy unido al vino

Si has leído el titular de este post y te has sentido extrañado, he de decirte que no me he vuelto loco, ni me he levantado adormilado en esta mañana de domingo. Y es que el origen del tocino de cielo está íntimamente ligado al vino, aunque la bebida del dios Baco no forma parte de los ingredientes del postre al que hoy me refiero.
Tocino de cielo

Me vais a permitir que, antes de tirar de historia, hable sobre las características de uno de los postres más representativos de España y que está muy arraigado en comunidades autónomas cómo Asturias, Andalucía, Castilla y León, Murcia, etc. El tocino de cielo, es un dulce delicioso, aunque algo calórico de más, con una textura un poco característica, que cuenta con unos ingredientes muy básicos. Concretamente, para elaborarlo para seis personas utilizaremos básicamente unas doce yemas de huevo, unos quinientos gramos de azúcar y unos docientos cincuenta mililitros de agua. Estos dos últimos se funden creando almíbar, mezclándose a continuación con las yemas . A lo largo de la geografía española podemos encontrar algunas variantes como la de la  Región de Murcia, donde se incluye entre sus ingredientes canela y raspadura de limón, que son utilizados a la hora de hacer el almibar, junto con el azúcar y con el agua. 

Retomando el hilo del titular del post, voy a intentar explicar la relación existente entre el tocino de cielo y el vino. Para ello nos tenemos que remontar a Jerez en el siglo XIV. Resulta que en las distintas bodegas de la ciudad jerezana, después de la fermentación del famoso vino que allí se elabora, fino de Jerez, se procedía a su clarificación utilizando clara de huevo (actualmente se realiza con productos químicos como la bentonita o con clara pasteurizada) . Os podéis imaginar la cantidad de miles de huevos que se necesitaban para este proceso y, sobre todo, la cantidad de yemas que quedaban "viudas". Por este motivo los bodegueros decidieron donar las yemas a los diferentes conventos de la zona, que eran utilizadas por las monjas generalmente para la repostería. 

Hay escritos fechados en el año 1324, en los que se indica que en el Convento del Espíritu Santo de Jerez de la Frontera, se elaboraba un dulce de color amarillo intenso y compacto que era delicioso. Por su forma se le llamó tocino y, es de suponer, que al ser creado por religiosas se le incluyó la palabra cielo. Un postre celestial para terrenales que ha llegado a nuestros días, sin apenas cambios de su receta original .


jueves, 13 de febrero de 2014

Nacimiento del sándwich, consecuencia de un juego de cartas

Estaba dándole vueltas a la cabeza preocupado por el tema a tratar para una nueva entrada en el blog, cuando caí en la cuenta que, a día de hoy, no había escrito aún sobre ningún "producto" de la dichosa "fast food". Así que me puse a indagar que elaboración podría tener un origen curioso y hallé una historia realmente atípica.  Podría decir que la elaboración protagonista de este "post" está extendida por todo el mundo con diferentes e innumerables variantes.  Consta de dos rebanadas de pan, generalmente de molde, que atrapan entre medias un relleno, que puede tener diferentes y diversos ingredientes. Cómo habéis podido deducir ya, hoy hablaré sobre el socorrido sándwich.


Sándwich


Lo primero que he de hacer es  presentaros a John Montagu, IV Conde de Sándwich, caballero inglés que vivió en el siglo XVIII, empedernido y vicioso jugador de cartas (se dice que llegó a compartir mesa de juego con la mismísima Mª Antoñeta) y que, sin lugar a dudas es el personaje clave en la historia que voy a relatar. 

Sobre el año 1746, nuestro noble protagonista, fue enviado como comisionado a Aquisgrán para intentar conseguir firmar un acuerdo de paz que hiciese finalizar la Guerra de Sucesión de Austria. Las negociaciones duraron alrededor de dos años y los participantes en la mismas dispusieron  de mucho tiempo libreDebido a esto John Montagu participaba en largas e interminables partidas de cartas. Un día que llevaba muchas horas jugando pidió que le trajesen algo de comer a la mesa de juego. Los criados le llevaron una bandeja con carne y nuestro protagonista, ni corto ni perezoso, para evitar mancharse las manos cogió un trozo de carne, lo metió entre dos trozos de pan y se lo comió, ante la mirada atónita de sus compañeros de mesa.


John Montagu


Posteriormente, ya sea por culpa de los asistentes a la partida,  de los criados o del mismo conde comenzó a  a popularizarse el pedir ese tipo de comida llamándolo como "la del conde Sándwich". Con el paso de los años se fue abreviando y denominándose sándwich y así ha llegado a nuestros días.
  
Para finalizar y como nota curiosa, comentaros que en el testamento de este peculiar caballero inglés quiso dejar claro que el mejor legado que le dejaba a su país era la creación del sándwich. Ahí queda eso...

Pasad feliz fin de semana amigos y amigas.

martes, 11 de febrero de 2014

La historia de un pincho que tiene mucho de moruno

Hace unos días mi amiga Fuen me sugirió que investigase sobre uno de los indiscutibles protagonistas  de cualquier barbacoa que se precie y que además, está muy presente dentro de la oferta de muchos bares y restaurantes en sus distintas variedades. Pues bien, he decidido dejarme guiar por el consejo recibido y hoy hablaré sobre el "Pincho Moruno".


Pinchos morunos
Si hago caso al diccionario de la RAE podría definir el pincho moruno cómo varios trozos de carne asada que se presentan ensartados en una varilla metálica o de madera. No obstante, me gustaría arrojar unos cuantos datos más sobre esta peculiar elaboración diciendo que se trata de una especie de brocheta elaborada con dados de carne, normalmente de cerdo, aunque también los podemos encontrar de pollo o de cordero. Todo ello adobado en una salsa que suele llevar pimentón, pimienta, aceite de oliva, sal, etc. Para el que sea principiante en esto de la cocina le diría que adobar es la técnica de sumergir un alimento crudo en un caldo para potenciar  su olor y sabor. En la antigüedad también se utilizaba para alargar la vida de los alimentos. Pero, ¿de donde viene esta peculiar elaboración?
Todo hace indicar que, tal y cómo indica su nombre, el origen del pincho moruno lo encontramos en los países árabes del norte de África bajo una curiosa tradición. Los mahometanos, al igual que otras culturas, tenían prohibido utilizar cuchillos a la hora de comer. Y es que según su religión cuando uno se sienta alrededor de una mesa ha de ser para disfrutar de la comida y de la gente que tiene alrededor y el cuchillo, con su filo, era considerado un arma y, por lo tanto, una ofensa. Debido a ello, solían trocear la carne en la cocina para después atravesarla con un pincho o brocheta y llevarla a la parrilla o servirla en la mesa. No obstante, la brocheta también puede ser un arma punzante y si no que os lo diga Froilán, hijo de la infanta Elena, que intentó clavárselo a uno de sus primos el año pasado.

Ni que decir tiene, que cómo podéis imaginar, el pincho original no era de cerdo ya que está prohibido por el Islam sino que era de cordero.

Además, la elaboración que ha llegado a nuestros días tiene mucho parecido con el  original "shish kebab", de origen iraní, que está bastante extendido por toda la zona del mediterráneo con variaciones entre países.

Shish Kebab


Obviamente, no me refiero a los "döner kebab" que se ofertan en los restaurantes turcos y cuyo significado es el de carne a la parrilla que da vueltas, sino que hablo de una brocheta  de metal o madera con pequeños bloques de varios tipos de carne o pescado con o sin vegetales, que es asado en una parrilla y que podemos ver en la foto. Los vegetales empleados habitualmente son las berenjenas, el tomate, guindillas, zanahoria y champiñones. Por cierto, casi todas esas elaboraciones se denominan con el nombre de kebab cuyo significado es "asado sobre las brasas"


viernes, 7 de febrero de 2014

El cruasán, una pieza de bollería resultado de una guerra


Cruasán


Uno de los recuerdos que tengo más presentes de mi niñez era levantarme los domingos por la mañana y acercarme a la confitería que había al lado de casa, para comprar alguna pieza de bollería. A menudo dudaba entre hacerme con una napolitana, con un cruasán  o con un rollo con almendras con crema. Normalmente, me solía inclinar por este último aunque si tenía dinero optaba por comprar los tres. Pues bien, hoy me he despertado con algo de añoranza de aquellos tiempos y, como una especie de pequeño homenaje, me he planteado investigar sobre el rey de la bollería, el cruasán.


Sin lugar a dudas, si me hubiesen preguntado el origen del cruasán hubiese contestado que el país de creación era Francia. Pero nada mas lejos de la realidad. Al igual que con la tortilla francesa, los habitantes de nuestro país vecino poco tuvieron que ver con los primeros pasos de esta pieza de bollería. Y es que su origen lo tenemos que buscar en Austria, concretamente en la preciosa ciudad de Viena y lleva consigo un historia muy interesante. ¿Me acompañáis a conocerla?

A finales del siglo XVII sobre el continente europeo se cernía la sombra de una gran amenaza venida desde el poderoso imperio otomano. Los turcos consiguieron conquistar un vasto territorio que incluía la zona de Oriente Medio y el Norte de África, limitando al oeste con Marruecos, al este con el mar Caspio y al sur con Sudán, Eritrea, Somalia, y Arabia, además ambicionaban con ampliar sus dominios entrando en Europa. En poco tiempo se anexionaron Hungría y todas las tierras regadas del Danubio. El próximo objetivo de su imparable avance era Austria y, sobre todo, su capital Viena.

En  el año 1683 nos encontramos con Viena, totalmente sitiada y cercada, resistiendo y repeliendo estoicamente una tras otra las embestidas de las tropas otomanas. El visir que dirigía a los turcos, Kara Mustafá, ideó un fantástico plan para conquistar la ciudad, construir por la noche un túnel para que su ejército pudiese superar las murallas y derrotar al ejército enemigo. No obstante, no contó con un gremio que trabaja hasta altas horas de la madrugada: los panaderos.

Y es que los panaderos, sorprendidos y alertados por los ruidos, dieron parte a los militares austriacos, quienes encontraron el túnel y lo utilizaron para atacar, en un movimiento relámpago, a unos sorprendidos turcos. Esto hizo que el visir tuviese que levantar el sitio sobre la ciudad y retirar su ejercito. Posteriormente, Mustafá y los suyos fueron derrotados y expulsados de Austria por las tropas de Juan III Sobieski de Polonia.

El emperador Leopoldo I, como agradecimiento por el valor demostrado, dio gran reconocimiento al gremio de los panaderos, quienes elaboraron dos piezas nuevas para conmemorar el triunfo. Estas piezas eran el "emperador" y la "medialuna" que recordaba la bandera de los perdedores de la contienda.

Esta "medialuna" gustó mucho y fue exportada a otros países de Europa. A Francia llegó en 1838 cuando un oficial austriaco, August Zang, abrió una panadería vienesa. El éxito de las "medialunas" fue increíble y de inmediato fue imitado por otros. Pronto los franceses la denominaron "croissant", hicieron la idea suya y ayudaron a difundirla internacionalmente. De esta forma ha llegado a nuestros días.

martes, 4 de febrero de 2014

¿De donde viene la expresión "poner la mesa"?


Si a lo largo de nuestra vida nos diesen un euro cada vez que utilizamos la frase "poner la mesa" (o "pon la mesa") seguramente nuestras cuentas corrientes estarían mucho mas boyantes de lo que lo están en la actualidad. Sin embargo, si lo pensáis detenidamente esta frase es un sin sentido, ya que la mesa en sí está puesta y siempre está ahí, lo único que tenemos que hacer es "vestirla" con  el mantel, añadir los cubiertos, los vasos, etc. ¿Entonces por qué utilizamos "poner la mesa"?

Mesa con caballete

Para poder encontrar el origen de esta expresión tenemos que, una vez más, coger nuestra singular y peculiar máquina del tiempo y trasladarnos a la Edad Media. En esta época feudal los muebles y, en muchos casos, el espacio con los que se contaban en las casas era muy reducido. Debido a esto, la mesa que se utilizaba poco tenía que ver con la que tenemos en la actualidad en nuestros hogares, ya que constaba con una madera y con unos caballetes. Se montaban cada vez que se iba a comer o a tener un evento y si había más comensales se agregaban más mesas, siendo muy fácil de transportar y de guardarAdemás, las mesas se engalanaban con manteles decorativos que eran más elegantes según el estatus social del propietario e incluso, si la ocasión lo requería, se decoraban los caballetes. 

Con el paso de los años las mesas cambiaron considerablemente y en la actualidad es un mueble fijo en la mayoría de los hogares. No obstante, la expresión "poner la mesa" se siguió utilizando como previo a las comidas llegando hasta nuestros días. Aunque como sigan haciendo los pisos mas pequeños no descarto que tengamos que volver a la costumbre medieval de utilizar el caballete y el tablero para ahorrar espacio.

domingo, 2 de febrero de 2014

¿Por qué al ron con cola se le llama Cubalibre?

Cubalibres


Hace tiempo que quería conocer cual era el origen y el motivo por el cual al ron con cola se le llama Cubalibre y debido a ello comencé a buscar información. Tengo que decir que, en un principio, estaba convencido que tendría algo que ver con la revolución cubana encabezada por Fidel Castro y el "Che" Guevara, pero nada mas lejos de la realidad. Tenemos que trasladarnos mas de ciento diez años atrás teniendo los españoles un papel importante, al igual que en el bautizo de la "tortilla francesa", pero esta vez actuando de forma pasiva. 


Pongámonos en situación, a mediados del siglo XIX, España había perdido casi todo su glorioso imperio colonial y solo contaba con Cuba, Puerto Rico, Filipinas y los archipiélagos de las Carolinas, las Marianas y las Marshalls, todas ellas ambicionadas por EEUU para poder expandirse colonialmente tanto para la zona del caribe como para la del pacífico. Pues bien, en el año 1898 y tras el hundimiento del acorazado Maine,  España y Estados Unidos libran una desigual guerra cuyo resultado no fue otro que la derrota sin paliativos de la armada naval española, la independencia de Cuba y la cesión de Puerto Rico, Filipinas y Guam al país norteamericano

Durante la guerra las tropas norteamericanas recalaron en Cuba llevando con ellos una bebida que había sido creada en 1886 como un compuesto farmacéutico y que en la actualidad es el refresco más consumido en el mundo y que fue aceptada rápidamente por los cubanos. Obviamente hablo de la Coca-Cola.

Una vez finalizada la guerra en el  American Bar de la Habana un capitán americano decidió combinar Cocacola, Ron Bacardí, hielo y unas gotas de lima. La mezcla despertó el interés de las personas que estaban en el local y decidió probarla la gran mayoría. A las pocas horas todos brindaban al grito de "¡Viva Cuba Libre!" o "¡Por una Cuba libre!". De esta manera, el combinado resultante de cola y ron se le bautizó como Cubalibre. El nombre fue rápidamente aceptado en la isla caribeña y se fue extendiendo por la mayoría del mundo latino donde, a día de hoy se sigue utilizando.


También decir que al Cubalibre en nuestro país se le llama coloquialmente cubata. Esto viene derivado de una costrumbre de los años ochenta del siglo pasado, creada por el humorista Forges, por la que se derivaba con el sufijo -ata palabras coloquiales y familiares cómo por ejemplo bocata. Además, mucha gente denominada cubata no solo a Ron con cola sino a cualquier bebida resultante de mezclar un refresco o zumo con bebida de graduación alcohólica alta.