jueves, 24 de abril de 2014

Tenedor: historia de un duro comienzo.

Uno de los primeros post que escribí cuando comencé con la aventura de este blog fue sobre el origen del cuchillo de punta redonda. Desde entonces no he vuelto a tener como protagonista a ningún utensilio de cubertería, ni de vajilla, por este motivo hoy me dispongo a escribir sobre el nacimiento del tenedor.
 
Primeros tenedores
 
Desde tiempos inmemoriales en la mesa se ha utilizado cuchillos, esencial para cortar alimentos, y cucharas, necesarias para tomar sopas. Sin embargo, el tenedor que hoy conocemos tiene un origen mucho más cercano en el tiempo debido a varios motivos. Uno de ellos es que en la Edad Media muchos alimentos se cogían directamente con las manos. El otro motivo era que los comensales solían tener una gran habilidad con el cuchillo y en numerosas ocasiones hacía las funciones del tenedor.
 
Todo parece indicar que el origen del tenedor tenemos que buscarlo en el refinamiento de una princesa que se negaba a tocar los alimentos con las manos. La princesa en cuestión era Teodora Ana Ducaina, hija del Emperador de Bizancio, Constantino Ducaina, y mandó fabricar un utensilio de oro puro, que llamó "fourchette" (pincho), no se sabe si con uno o con dos pinchos, aunque lo que podemos decir con seguridad es que no era nada fácil de manejar (como podemos ver en la foto).
 
Curiosamente, el tenedor no tuvo una gran acogida. Es más, hay quien lo denominó en Constantinopla como un "instrumento del diablo". No obstante, lo más probable es que la mayoría de la gente no supiera utilizarlo con destreza y se pinchara en la boca con los afilados pinchos. Sin embargo, una boda cambió algo suerte y el destino del tenedor. Y es que Teodora contrajo matrimonio con Doménico Selvo, hijo del Gran Duque de Venecia, trasladándose a la ciudad de las góndolas junto a su inseparable tenedor. Allí intentó ponerlo de moda entre la "jet set" veneciana y se fue exportando lentamente y sin muy buenos resultados a otras casas reales como la francesa y la búlgara.
Tenedor
 
En el siglo XVI, Enrique III, rey de Francia, tras su boda con la italiana Caterina de Medici, impulsó la moda de comer con tenedor de nuevo en su país. Además, introdujo la costumbre de que cada invitado llegara a la cena con sus propio tenedor y cuchara en una caja llamada "cadena". Pero no es hasta el siglo XVIII, cuando tras alguna modificación en el diseño original (mango más manejable y más pinchos) cuando se pone de moda.
 
El espaldarazo definitivo al tenedor se lo dio el viajero y escritor, Thomas Coyat, que extendió su uso por donde viajó. De esta manera, ya sea con dos, tres o cuatro pinchos ha llegado como un compañero habitual de nuestra mesa.

domingo, 20 de abril de 2014

Historia y origen de la Mona de Pascua

Uno de los recuerdos más presentes de mi niñez en esta fechas era una celebración que se llevaba a cabo en mi pueblo, Molina de Segura, el día posterior a Domingo de Resurrección. A este día se le demoninaba el Lunes de la Mona y consistía en pasar una jornada en el campo o en la huerta con familiares y amigos y, entre otros manjares, dar buena cuenta del dulce que da nombre a tan peculiar fiesta. Debido a ello, hoy mi intención es la de escribir sobre el origen, historia, curiosidades y evolución de la Mona de Pascua.
Mona de Pascua


La Mona de Pascua se trata de un bollo, que nos puede recordar en la textura y sabor al Roscón de Reyes, compuesto de harina, huevo, azúcar y sal. Su consumo se popularizó como dulce que se tomaba una vez finalizada la cuaresma  y el ayuno que en ella se realizaba. En España tiene gran arraigo en Cataluña, Baleares, Murcia y Valencia.  Había una tradición, ya datada en el siglo XVIII, por la que el padrino de bautizo regalaba al niño una "mona de pascua" que llevaba tantos huevos duros como años tenía éste. La edad máxima eran los 12 años por lo que ese era el último año en el que se le obsequiaba y para ello se le colocaba un huevo extra. Todo esto era consumido el lunes de Pascua, día posterior al Domingo de Resurrección. No obstante, poco a poco el huevo crudo fue sustituido por un huevo de chocolate o por increíbles elaboraciones artísticas de chocolate, en las que los pasteleros dan lo mejor de sí. 

Lo que seguro que os parecerá muy curioso es que esta costumbre la exportamos de la lejana Rusia, donde los sacerdotes ortodoxos  mantienen la tradición de celebrar la Pascua la primera noche, del primer viernes después de la primera luna de primavera. Decir también que en vez de llamarse mona, se le denomina «KulïchPasjalni» (Pastel de Pascua) y era acompañado de los huevos cocidos que no se habían consumido desde Miércoles Santo. Lo que mucha gente no sabe es que los huevos se cocían para que los rusos lo pudieran introducir dentro de su ropa como fuente de calor, ya que en este país hace en estas fechas mucho frío. Posteriorme cuando los huevos  se empezaron a cocer con verduras y el color natural de las verduras hervidas teñía la cáscara de los huevos.  Por eso se empezó a pintarse y decorarse los huevos. De ahí derivó a auténticas obras de arte en huevo y, posteriormente, en chocolate. De hecho, uno de la joya más conocida del mundo era la que el zar Alejandro III le regalo a su zarisa imitando un huevo de pascua, concretamente esta joya era el Huevo de Faberge. Esta tradición  llegó a Europa Occidental traída por los monjes viajeros que recorrían Europa, de monasterio en monasterio. Aunque en cada país adquirió una denominación y matices distintos.

El nombre la mona nada tiene que ver con el animal que acompañaba a Tarzán, sino que viene de la palabra árabe "munna", cuyo significado es regalo para la boca y se los moriscos la hacían a sus señores cómo sinónimo de esperanza y fertilidad. Reseñar también, que aunque todo hace indicar que viene del árabe, hay quien sostiene que viene del griego y de la palabra "munus" (regalo). 

En fin, dicho todo esto, espero mañana poder difrutar del "Lunes de Mona" y poder romper, como manda la tradición, la cáscara de algún huevo sobre la frente de algún amigo en señal de suerte.


miércoles, 16 de abril de 2014

Historia y origen del Bacalao al Pil-Pil

Si tuviésemos que elaborar un listado con las recetas más reconocidas de la cocina vasca, es muy probable que el Bacalao al Pil-Pil ocupase un puesto privilegiado. Lo que mucha gente no conoce es la leyenda  que se ha extendido sobre el origen de esta elaboración, compuesta básicamente de bacalao, aceite de oliva, ajo y guindilla. Si os apetece, vamos a conocer su curiosa historia que transcurre durante la Segunda Guerra Carlista.
Bacalao al Pil-Pil
Foto extraída de diarium.usal.es
 
Cuenta la leyenda que a mediados del siglo XIX, el comerciante bilbaíno Simón Gurtubay, realizó un pedido en el cual solicitaba 20 ó 22 bacalaos. Sin embargo, debido a que no acentuó la ó entre los dos números le enviaron, nada más y nada menos que, 20.022 bacalaos. Como podéis imaginar, nuestro negociante protagonista comenzó a hacer gestiones para intentar vender, por los pueblos de la zona, la ingente cantidad de pescado que le habían suministrado.
 
No obstante, un suceso bélico cambió la suerte del comerciante, ya que las tropas del ejército Carlista sitiaron la ciudad de Bilbao. En poco tiempo los alimentos empezaron a escasear y la mayoría de bilbaínos empezaron a comprarle los bacalaos que  tenía para evitar la hambruna. Afortunadamente, en la localidad vizcaína también se contaban con bastante excedente de aceite de oliva. De esta manera se comenzó a cocinar el bacalao al pil-pil. Este peculiar motivo hizo que Simón Gurtubay se hiciese rico y se convirtiera en uno de los hombres de negocios más importante del País Vasco.
 
Antes de finalizar, comentar también que la denominación "pil-pil" se le otorga  debido a la onomatopeya (imitación de sonidos, que termina utilizándose para designarlos) que nace del ruido que produce el bacalao al moverlo en una cazuela de barro para emulsionar la salsa. Aunque hay quien dice que el nombre se debe a que este mismo proceso se hace poco a poco.
 
Con los años el Bacalao al Pil-Pil se convirtió en un plato muy popular, sobre todo, en el periodo de cuaresma que siguen los cristianos.
 
 
 
 
 
 

domingo, 13 de abril de 2014

Los caramelos y la Semana Santa de Murcia

Hoy voy a hablar de una centenaria tradición murciana que tiene como protagonista al caramelo y a las procesiones de Semana Santa. Antes de entrar en materia me gustaría explicar que el nombre de caramelo procede del descubrimiento de la caña de azúcar, también llamada “caña de miel” que en latín la denominaban “canna melis” y que finalmente dará lugar a “caramelo” .

Pastillas de caramelos de la Confitería El Turro


El viernes de Dolores supuso el comienzo de la Semana Santa en Murcia. Desde ese día las calles murcianas acogen el goteo continuo de diferentes cofradías que, sobre los hombros de cientos de nazarenos, pasean diferentes imágenes de grandes escultores, cómo Francisco Salzillo, por la ciudad. Pero al margen de la belleza de los "pasos" hay un aspecto que distingue a las procesiones de la capital del Segura, y de pueblos aledaños, de las del resto de España. Concretamente, este punto diferencial es el reparto de caramelos, monas y huevos que los nazarenos regalan, durante el recorrido de la procesiones, a los espectadores. En este post hablaremos de esta peculiar tradición de los desfiles procesionales murcianos.

Se encuentran escritos de esta costumbre ya en el siglo XVII. En esa época los nazarenos, llevaban dulces y huevos que se comían o regalaban durante los desfiles. Para encontrar el origen de este hábito encontramos varias versiones que a continuación voy a enumerar:
  • Una versión dice que viene de una  costumbre medieval por  la  que la Iglesia le obligaba, en el transcurso de las penitencias públicas, a restituir el daño ocasionado por faltas cometidas. El pecador aprovechaba el anonimato de la túnica nazarena para entregar al ofendido aquellos bienes que creyera oportunos como arrepentimiento.
  • Otra versión muestra esta tradición como una forma de ayudar al pobre en estas fechas tan señaladas para los cristianos.
Aunque, la historia mas verosímil,  narra como eran los habitantes  venidos de la huerta de Murcia, los que portaban los tronos, estando en la calle durante muchas horas. Debido a este esfuerzo, la Iglesia les permitía que durante la procesión, pudieran tomar algo para reponer fuerzas. Como eran gente con no muchos recursos venían cargados de monas (trataré en el próximo post sobre la historia de este producto), habas tiernas y huevos duros. 
Nazarenos con el buche repleto de caramelos

Sin embargo, en abril de 1712, el obispo de la Diócesis de Cartagena, Cardenal Luis Belluga, dicto un edicto "prohibiendo que durante las procesiones los nazarenos dieran dulces ni cosa alguna, haciéndolo extensivo a los que presenciaban el cortejo". Los murcianos, ignorando en parte el mandato de su obispo, cambiaron la comida que llevaban por caramelos que eran menos voluminosos y se podían camuflar mejor. Esta costumbre se fue tomando casi como norma y así ha llegado a nuestros días.


Debido a esto, muchas confiterías de Murcia comenzaron a elaborar diferentes tipos de caramelos. Destacaban sobre todos el más clásico de los caramelos murcianos:  la pastilla(que podemos ver en la foto) . Habría que destacar las confiterías  Ruíz Funes, Ros o Alonso, que comienzan a realizar estos caramelos alargados, ya en el siglo XIX, con versos alusivos a la Semana Santa, a la mujer murciana y otros valores de la tierra, con cierto toque de humor y crítica de obras y actuaciones políticas.

Antes de terminar, me gustaría decir que no todas las cofradías ofrecen caramelos hay cuatro o cinco que no lo hacen. Concretamente estás son la de la Fe, Salud, Rescate, Refugio, Retorno y Yacente. Todas las demás si que mantienen esta peculiar tradición, de más de 400 años de la Semana Santa murciana y no solo entregan caramelos, sino que, siguiendo la tradición de los huertanos, reparten monas, huevos duros y demás

jueves, 10 de abril de 2014

Historias y curiosidades sobre el origen de la tapa

Hace unas semanas que estoy con ganas de hacer un monográfico sobre, seguramente, la palabra  más arraigada a la cultura gastronómica española. Concretamente, mi intención es hablar sobre, según define la RAE, un "alimento ligero o en pequeña cantidad que se sirve en los bares y restaurantes como acompañamiento de una bebida". Seguro que ya habéis acertado tod@s y, sois plenamente conscientes, que hoy nuestra protagonista es la tapa y su origen

Tapa Restaurante La Maita
 
 
Vamos a ver una cuantas versiones sobre los inicios, historia y origen de la tapa, aunque es muy probable que  surgiese, simplemente, como una cortesía, con elevadas dosis de sal, a los clientes por parte de los propietarios de los bares para fomentar el consumo de los mismos.
Si seguimos el orden cronológico, tendríamos que remontarnos al reinado de  Alfonso X "el Sabio". Parece ser que el monarca sufrió una severa enfermedad en sus ojos para la que sus médicos le recetaron, nada más y nada menos,  la ingesta de bebidas alcohólicas con fines anestésicos. Pues bien, parece ser que el rey cada vez que bebía vino lo acompañaba con algo de comida para no emborracharse. Visto los buenos resultados que tuvo en él, decidió ordenar que el los mesones de Castilla cada vez que se sirviese la bebida de Baco lo hiciese junto a un pequeño bocado.
Posteriormente, en la Sevilla del XVII, la burguesía local  que solía reunirse en la calle Sierpes pedían bebidas a los bares aledaños. Las bebidas eran llevadas hasta el lugar de celebración con lonchas de jamón, queso o caña de lomo, sobre los vasos. Evitaban la entrada y el polvo y daban una gran publicidad  a sus establecimientos.

No obstante, todo parece indicar que para encontrar la denominación actual de tapa nos tenemos que remontar al siglo XIX. Concretamente a un hecho acontecido en la Venta del Ventorrillo del Chato de la provincia de Cádiz. Cuenta la leyenda que el rey Alfonso XIII, abuelo de nuestro monarca actual, detuvo su comitiva en la citada venta para descansar. Al entrar al establecimiento pidió una copa de vino de Jerez. Parece ser que en esos momentos una corriente de aire entró en el local, por lo que el camarero tapó la copa con una loncha de jamón para que no le entrara arena proveniente de la playa al vino. Cuando el soberano de la corona vio la copa con la loncha preguntó por qué había hecho eso, el camarero dijo que era una tapa para que la arena no estropease el vino. La idea le encantó a Alfonso XIII y al rato volvió a pedir otro vino con tapa. La mayoría de sus acompañantes hicieron lo propio. De ahí que se fue extendiendo esa palabra por todo el reino llegando  hasta nuestros días.

Sin embargo, el concepto de tapa que utilizamos en la actualidad ha variado y evolucionado notablemente con el paso del tiempo, pudiendo encontrar elaboraciones muy  tradicionales y otras totalmente vanguardistas que han servido para encumbrar a la cocina española en lo más alto. Ciudades, como Granada o Almería, han hecho de la tapa un atractivo más para atraer turistas. También hay que reseñar que a tan elevado estatus ha llegado el tapeo que es raro la localidad que anualmente no celebra una o dos rutas de la tapa para promocionar su gastronomía. 

Después de este post estoy deseando que llegue el sábado para salir de tapeo... Umm que hambre.




sábado, 5 de abril de 2014

El Zarangollo: revuelto de la huerta murciana

Esta mañana mientras corría por las calles de Murcia he comenzado a percibir ese aroma y esa luz que anuncia la inminente llegada de la Semana Santa y, a continuación, las Fiestas de Primavera con multitud de barracas huertanas inundando  la capital del Segura, ofreciendo la comida típica que, a lo largo de los años, han degustado los huertanos por estas tierras fruto de la prolífera huerta murciana. Debido a esto, me siento delante de mi portátil con la intención de hablar de uno de esos platos en el que claramente se denota la calidad del producto de la huerta murciana y, por ende, de la cocina de esta región. Hoy  trataremos sobre el zarangollo.
Zarangollo
Fuente: www.cocinaentreolivos.com

Aunque para aquellos que no lo conozcan el nombre les sonará, cuanto menos, extraño, puedo deciros que el zarangollo, que en panocho (dialecto de la huerta) es revuelto, es una elaboración muy sencilla, nutritiva y perfecta para una dieta equilibrada. Básicamente podríamos definirlo como un revuelto de huevo con calabacín,  cebolla, aceite y sal. En algunas casas y restaurantes lo podemos encontrar también con patata o con pimentón. El resultado, que puede ser utlizado como cena ligera o como un entrante a cualquier hora del día, ha de servirse un poco caliente. Pero, ¿Qué significa la palabra zarangollo? ¿Cual es su origen? Vamos a intentar aclararlo.

Aunque hay varias hipótesis al respecto, todo parece indicar que el zarangollo, al igual que otro buen número de elaboraciones conocidas en nuestro país, proviene de la evolución de un plato de origen judio-sefardí llamado alboronia, en el que se picaban y se mezclaban berenjenas, tomates, calabaza y pimientos. Era consumido especialmente los días, en los que por su religión, no se podía comer carne. No obstante, este manjar cayó en desgracia ya que se le consideró comida de judíos pero se le hicieron otras versiones algo distintas. Una de esas versiones fue la zaranga.

A lo citado anteriormente, habría que añadir que en la reconquista de España durante la dominación árabe,  el Reino de Murcia fue muy disputado por los de Castilla y Aragón  durante varios siglos. Castilla la quería para tener salida al Mediterráneo y Aragón para seguir acercándose a Andalucía. Estas tierras de Murcia fueron pobladas por aragoneses que trajeron una fritura parecida al pisto llamada zaranga. De ahí y como una derivación del nombre de ese plato parece que nació la palabra zarangollo, ya que lo que se hacía por aquí era distinto.


Lo que está claro es que a los habitantes de la huerta de Murcia les quedó una "bocatto di cardinale", en el que puedes sentir el sabor a huerta por todas las papilas gustativas, invitando a repetir una y otra vez. 


Y es que estamos en primavera, la huerta está en todo su esplendor, las imágenes de Salzillo esperan impacientes pasear por las calles de Murcia a hombros de sus entregados nazarenos. Solo nos faltas tú, ¿a qué estas esperando a venir?

PD:  Antes de terminar este post me gustaría dedicárselo, como un pequeño homenaje, a mi abuelo Pedro Lorca  y  a mi abuela María Conesa, que hace unos 30 años decidieron crear una peña huertana en la que participamos toda la familia, que bautizaron como zarangollo y que hoy sigue viva. Estéis donde estéis se os echa de menos.

jueves, 3 de abril de 2014

Origen de la expresión "se descubrió el pastel"

Cuando comencé a desarrollar este blog mi intención era la de dar a conocer ciertas historias, orígenes y curiosidades de diferentes elaboraciones, bebidas, etc. Además, también quería escribir sobre algunos refranes o frases hechas en las que aparece por medio la gastronomía. Pues bien, si en el primer post que publiqué trataba sobre la expresión "nos la dieron con queso",  hoy centraremos nuestra historia sobre  "se descubrió el pastel".
 
La frase protagonista de hoy, que normalmente es utilizada cuando algo que estaba oculto se destapa o ve la luz, tiene dos posibles orígenes, ambos aceptados. Uno de ellos tiene que ver con los naipes y el otro con el mundo que tanto nos apasiona, la gastronomía. Permitidme que me centre en la segunda opción, aunque ya os adelanto que nada tiene que ver con cuando sale una chica o un chico de dentro de un pastel.
 
 
Antiguamente la denominación pastel no se le daba a una elaboración dulce, como en la actualidad, mas bien era una especie de empanada cuadrada que estaba rellena con carne. Cuenta la historia que había pasteleros que, tirando de picaresca, rellenaban el pastel con poca cantidad o con carne de no muy buena calidad. De esta manera, cuando el consumidor adquiría el producto se sentía defraudado y engañado.

Debido a esto muchos clientes comenzaron a pedir a los pasteleros que, antes de pagar su pedido, le destaparan "in situ" por la mitad los pasteles  para poder comprobar que estaban correctamente elaborados y con carne de buena calidad. De esta forma los clientes descubrían el pastel.


Con el paso del tiempo esta expresión ha pasado a formar parte del vocabulario que utilizamos día a día y, por desgracia, en los últimos tiempos lo podríamos aplicar a infinidad situaciones que prefiero no nombrar en este blog. En fin...