Mona de Pascua |
La Mona de Pascua se trata de un bollo, que nos puede recordar en la textura y sabor al Roscón de Reyes, compuesto de harina, huevo, azúcar y sal. Su consumo se popularizó como dulce que se tomaba una vez finalizada la cuaresma y el ayuno que en ella se realizaba. En España tiene gran arraigo en Cataluña, Baleares, Murcia y Valencia. Había una tradición, ya datada en el siglo XVIII, por la que el padrino de bautizo regalaba al niño una "mona de pascua" que llevaba tantos huevos duros como años
tenía éste. La edad máxima eran los 12 años por lo que ese era el último año en
el que se le obsequiaba y para ello se le colocaba un huevo extra. Todo esto era consumido el lunes de Pascua, día posterior al Domingo de Resurrección. No obstante, poco a poco el huevo crudo fue sustituido por un huevo de chocolate o por increíbles elaboraciones artísticas de chocolate, en las que los pasteleros dan lo mejor de sí.
Lo que seguro que os parecerá muy curioso es que esta costumbre la exportamos de la lejana Rusia, donde los sacerdotes ortodoxos mantienen la tradición de celebrar la Pascua la primera noche, del primer viernes después de la primera luna de primavera. Decir también que en vez de llamarse mona, se le denomina «KulïchPasjalni» (Pastel de Pascua) y era acompañado de los huevos cocidos que no se habían consumido desde Miércoles Santo. Lo que mucha gente no sabe es que los huevos se cocían para que los rusos lo pudieran introducir dentro de su ropa como fuente de calor, ya que en este país hace en estas fechas mucho frío. Posteriorme cuando los huevos se
empezaron a cocer con verduras y el color natural de las verduras hervidas
teñía la cáscara de los huevos. Por eso se empezó a pintarse y decorarse los huevos. De ahí derivó a auténticas obras de arte en huevo y, posteriormente, en chocolate. De hecho, uno de la joya más conocida del mundo era la que el zar Alejandro III le regalo a su zarisa imitando un huevo de pascua, concretamente esta joya era el Huevo de Faberge. Esta tradición llegó a Europa Occidental traída por los monjes viajeros que recorrían Europa, de monasterio en monasterio. Aunque en cada país adquirió una denominación y matices distintos.
El nombre la mona nada tiene que ver con el animal que acompañaba a Tarzán, sino que viene de la palabra árabe "munna", cuyo significado es regalo para la boca y se los moriscos la hacían a sus señores cómo sinónimo de esperanza y fertilidad. Reseñar también, que aunque todo hace indicar que viene del árabe, hay quien sostiene que viene del griego y de la palabra "munus" (regalo).
En fin, dicho todo esto, espero mañana poder difrutar del "Lunes de Mona" y poder romper, como manda la tradición, la cáscara de algún huevo sobre la frente de algún amigo en señal de suerte.
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