viernes, 28 de febrero de 2014

La gran profesionalidad de Martín Berasategui

Martín Berasategui
En estos tiempos que corren, en los que mucha gente quiere llegar a conseguir el éxito en la vida de manera fácil y prácticamente sin esfuerzo, me gustaría contar una anécdota que hace unos años compartí con uno de mis cocineros favoritos que, a base de esfuerzo y tesón, ha conseguido ser uno de los referentes de la cocina a nivel mundial y que pone en valor su profesionalidad y compromiso. Este cocinero no otro que el gran Martín Berasategui.

Corría el año 2008 cuando yo formaba parte del equipo de personas que estaba organizando las III Jornadas de Cocina Profesional “Murcia Turística”. A pesar de las bajas de última hora de distintos cocineros, conseguimos un cartel muy interesante para los tres días de iban a durar las jornadas que contaba con la presencia de Beatriz Sotelo, Mey Hofman, Rafa Morales, Jordi Butrón y Montse Estruch. No obstante, el cabeza de cartel y el encargado de inaugurar con una clase magistral el ciclo el 27 de octubre, a la 9:30 horas, era  Martín Berasategui.

Para llegar a Murcia, Berasategui y la persona que venía con él, Baltazar Díaz, tenían que volar la tarde-noche el domingo 26 de octubre desde San Sebastián hasta Alicante, haciendo escala en Madrid. En Alicante este que escribe estaría preparado para recibirlos y trasladarlos hasta a un hotel en la capital murciana.

Hasta este punto todo normal, pero he aquí el momento donde todo empieza a torcerse y comienza lo interesante la historia. Sobre las 21:00 horas, Martín Berasategui me llama por teléfono y con su voz campechana me dice:
-          “Oye, han suspendido el vuelo de San Sebastián a Madrid con lo que tampoco voy a poder     coger el vuelo que me lleva a Alicante”.

Nada más escuchar esas palabras siento un frío sudor que me recorre por todo el cuerpo, ya que para el acto inaugural de las jornadas teníamos confirmados a más de 200 profesionales del sector y a numerosos medios de comunicación. No obstante, me repuse y quedamos en llamarnos en cinco minutos para ver si encontrábamos alguna otra opción que arreglara el entuerto.

Rápidamente me puse en contacto con la agencia de viajes, esta gente trabaja las 24 horas al día los 7 días de la semana, en busca de una solución pero era materialmente imposible conseguir una combinación que los hiciera llegar antes de las 11 o 12 de la mañana del día siguiente. En estas suena otra vez mi móvil, de nuevo es Martín Berasategui:

-          “Ya está todo arreglado. Me voy a Murcia en taxi”
-         “¿Te vienes desde San Sebastián a Murcia en taxi?”- le pregunto yo asombrado- ¿pero sabes la distancia que hay?
-          “Da igual, no te preocupes. Mañana es mi ponencia y mañana puntual estaré  allí”.

Sobre las 22:00 horas, cuando lo fácil para él hubiese sido aplazar el acto a otro día o anularlo, el taxi con los dos cocineros salió desde el aeropuerto de San Sebastián y, después de varias conversaciones telefónicas que mantuvimos a lo largo de la noche, llegó a Murcia donde lo estaba esperando en la puerta del hotel donde se hospedaba, nada más y nada menos que a las 5 menos cuarto de la madrugada.

A la mañana siguiente y a la hora prevista, Martín Berasategui dio su clase magistral de más de tres horas, se fotografió con toda aquella persona que se lo pidió, firmó autógrafos cómo si fuera Messi o Ronaldo y derrochó simpatía y amor por la cocina. Posteriormente, compartiendo mesa y mantel durante la comida me dijo que lo fácil hubiese sido aplazar su conferencia, pero que no podía fallarle a tanta gente que ama la cocina y esto formaba parte de su trabajo. Cuando nos despedimos me dio un gran abrazo agradeciéndome todo lo que había hecho e invitándome a su casa cuando quisiera, aunque si alguien tenía que estar agradecido era yo.


Esta historia habla muy claramente de la profesionalidad, de la responsabilidad, del sacrificio y de la capacidad de trabajo de un hombre que con 15 años comenzó a trabajar en el bodegón de sus padres y que, a día de hoy, es ser el cocinero más laureado de la Guía Michelín en España con siete estrellas en sus restaurantes. Todo un ejemplo.

3 comentarios:

  1. Un ejemplo de profesionalidad que te devuelve la fe en la seriedad y el sentido de responsabilidad de los españoles.

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  2. Esta historia me la contó Cristina hace un par de meses y me encantó la profesionalidad que demostró Berasategui

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  3. Increíble! que gusto da leer historias así, me encanta la gente!!!!!

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