viernes, 14 de marzo de 2014

La curiosa historia del origen del té y del por qué comenzó a utilizarse la bolsita de té

Esta tarde he encontrado un poco de tiempo para poder abrir un nuevo post, aunque no tenía muy claro sobre que escribir. Afortunadamente al mirar mi reloj he visto que eran la cinco de la tarde y me ha venido a la cabeza la tradición inglesa de tomar té y he recordado un par de historias muy curiosas sobre su origen y sobre el inicio del uso de la bolsita de té. ¿Queréis conocerlas?

Antes de sumergirnos en estas nuevas curiosidades me gustaría deciros que el té es la segunda bebida más consumida en todo el mundo, solo por detrás del agua y por delante de la coca-cola y del café. La palabra té proviene de un dialecto chino denominado amoy, en el que se pronuncia "tai" y es en el país con más habitantes del mundo donde hemos de buscar su origen.

Según la leyenda china, el emperador y erudito Shen Nung, descubrió las propiedades beneficiosas del té.  Debido a diferentes plagas que había sufrido el pueblo chino dispuso una norma por la que durante su reinado, toda el agua destinada para el consumo humano fuese previamente hervida.

Se cuenta que en el año 2737 a.C., Shen Nung estaba descansando junto a un árbol de té silvestre cuando una ligera brisa agitó las ramas del arbusto y unas hojas cayeron dentro del agua que estaba hirviendo para calmar su sed. Shen vio que el agua adquiría un color y olor extraño y, lleno de curiosidad, probó el agua teñida gustándole el sabor. De esa manera nación  el té.

No se sabe a ciencia cierta si la historia que os he contado es cierta cien por cien, lo que si parece que está claro es que el origen del té hemos de situarlo en China, donde hay escritos en el s. III a.C haciendo referencia a esta bebida. Posteriormente su uso se extendió a Japón, a India, a Europa... y de ahí al resto del mundo.
Campos de té

Para su consumo normalmente se depositaban las hojas de té dentro de una pequeña bola metálica perforada (como podemos ver en la foto) que se introducía en una taza con agua caliente. Después se dejaba reposar y se retiraba con la ayuda de una cadenita. Así fue hasta principios del siglo XX cuando, casi por casualidad, se inventó la bolsa de té.

Tomas Sullivan, un comerciante de té afincado en Nueva York, empezó a enviar a sus clientes muestras de sus productos en bolsitas de seda. Estos pensaban que el nuevo envoltorio sustituía a la bola metálica y comenzaron a sumergirla directamente al agua. Con el paso de los años y debido a sugerencias de los clientes, Sullivan fue perfeccionando su invento hasta que en los años 20 se comenzó a producir comercialmente y a extenderse a todo EEUU. En un principio se fabricaron dos tipos de bolsas:  las de monodosis similares a las que utilizamos en la actualidad y otras más grandes para los cazos.
Bola metálica para hacer infusiones


En Europa no comenzó a utilizarse hasta unas cuantas decenas de años mas tarde, debido a que se veía con recelo el nuevo formato del té y que además, sobre todo en Gran Bretaña, les gustaba seguir el ritual de su tradición a la hora de preparar el té. No obstante, después de la Segunda Guerra Mundial la bolsita terminó de asentarse en todo el viejo continente y se extendió su uso a todas las demás infusiones.

Uy, después de contaros estas historias veo que se me ha hecho un poco tarde ya para tomarme un té, casi que me voy a inclinar por abrirme una cerveza. Si queréis estáis invitad@s

PD: otro día os hablaré sobre el origen de la tradición británica del tomar el té a las 5.

 

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